Escuchamos frecuentemente palabras como ansiedad, angustia, estrés, etc. en el lenguaje cotidiano de las personas, incluso en el lenguaje de los niños. Es importante saber que muchas de estas palabras y conceptos sobre el desempeño psicológico y funcional, pueden iniciar desde la infancia y si no son tratadas a tiempo podrían convertirse en trastornos de ansiedad.
La ansiedad normal es una respuesta adaptativa natural que nos permite ponernos alerta ante sucesos comprometidos. Hablamos entonces de un motor psicológico que nos permite reaccionar en caso de peligro, poder responder y ponernos a salvo.
Una ansiedad moderada puede ayudarnos a mantenernos concentrados y afrontar diferentes retos. En ocasiones, sin embargo, el sistema de respuesta a la ansiedad se ve desbordado y funciona incorrectamente. El individuo se siente paralizado con un sentimiento subjetivo de indefensión y en general se produce un deterioro del funcionamiento psicosocial y fisiológico.
Es relevante establecer diferencias entre conceptos que generan confusión y que son utilizados habitualmente como palabras de igual significado (Miedo, Ansiedad, Angustia, Estrés).
El miedo es un sentimiento producido por un peligro real, presente e inminente, la ansiedad se caracteriza por anticipación de un peligro indefinible e imprevisible, siendo la causa más vaga y subjetiva. En la angustia predominan los síntomas físicos (Palpitaciones, sudoración, dificultad para respirar, presión en el pecho, dolor de estómago, etc.), en la ansiedad predominan los síntomas psíquicos (Ganas de salir corriendo, sensación de perder el control, temor a perder la vida, etc.).
En el caso del estrés, el concepto se desarrolla desde una perspectiva ambientalista y sobre el supuesto de especificidad situacional, mientras que la ansiedad surge del ámbito intrapsiquico, de determinantes internos y estables.
Hasta ahora hemos visto que las personas sienten ansiedad y eso puede ser normal o anormal. Lo más valioso y sustancial es saber que un niño o un adolescente pueden llegar a sentir mucha ansiedad o sentirla por períodos largos. Cuando esto sucede puede existir un trastorno emocional de ansiedad.
Los trastornos de ansiedad son enfermedades mentales que pueden manifestarse a través de miedos y de ansiedades incontrolables.
Existen diferentes trastornos de ansiedad que se pueden presentar en la infancia, los niños con trastornos de ansiedad de separación le tienen terror o se preocupan excesivamente por la separación de la casa o de separarse de los adultos que los cuidan, por ejemplo sus padres. La ansiedad de separación es típica en los infantes y niños de más o menos dos años de vida. No es tan común en niños mayores o en adolescentes. Los niños con trastornos de ansiedad de separación pueden resistirse a ir a la escuela o a dormir solos, si normalmente lo hacen. A esto se le denomina fobia escolar y requiere un abordaje integral para su tratamiento.
Los siguientes son algunos de los síntomas físicos más comunes experimentados por los niños con trastornos de ansiedad severa.
Si su hijo los presenta recuerde acudir al psiquiatra infantil:
– Mareo o náusea.
– Palpitaciones aceleradas.
– Dolores de cabeza.
– Inquietud, fatiga.
– Dificultad para dormir.
– Respiración acelerada.
– Dificultad para concentrarse.
– Temblores.
– Tensión muscular.
– Sudor excesivo.
– Dolores de estómago repetitivos y diarrea.
– Necesidad de ir al baño con frecuencia.
– Resistencia a iniciar cualquier actividad nueva.
– Pensamientos negativos del tipo «no puedo».
– Se cometen equivocaciones que en otro momento serían improbables.
– Pesadillas o terrores nocturnos.
Hay otras condiciones médicas y de salud mental que presentan síntomas parecidos a los mencionados arriba. Es posible que un niño tenga un trastorno de ansiedad y otro trastorno como depresión o problemas de atención o un trastorno de hiperactividad. Por esta razón es importante obtener una evaluación de parte de un especialista, para lograr un diagnóstico correcto.
El tratamiento para la ansiedad requiere psicoterapia, farmacoterapia o una combinación de los dos.
Cuando usted considere que su hijo puede tener cualquiera de los síntomas mencionados lo primero que debe hacer es consultar un especialista en salud mental, preferiblemente en niños y adolescentes, el cual hará un examen completo de su hijo y determinará qué tipo de manejo o tratamiento debe llevarse a cabo.
Es muy valioso contar con un manejo integral por eso y con toda seguridad, el especialista le pedirá contactarse con el colegio de su hijo y que establezca con los profesores el desempeño actual del menor en el ambiente escolar.
Al final, usted como padre no observará una transformación inmediata de un niño ansioso en uno con un mejor desempeño. El progreso se consigue poco a poco, el menor va ganando más confianza en sí mismo. Por eso no dude en consultar y apoyarse en un especialista en salud mental, eso hará la diferencia y la posibilidad de tener hijos con un mejor nivel de seguridad y autoconfianza.
Una ansiedad moderada puede ayudarnos a mantenernos concentrados y afrontar diferentes retos. En ocasiones, sin embargo, el sistema de respuesta a la ansiedad se ve desbordado y funciona incorrectamente. El individuo se siente paralizado con un sentimiento subjetivo de indefensión y en general se produce un deterioro del funcionamiento psicosocial y fisiológico.
Es relevante establecer diferencias entre conceptos que generan confusión y que son utilizados habitualmente como palabras de igual significado (Miedo, Ansiedad, Angustia, Estrés).
El miedo es un sentimiento producido por un peligro real, presente e inminente, la ansiedad se caracteriza por anticipación de un peligro indefinible e imprevisible, siendo la causa más vaga y subjetiva. En la angustia predominan los síntomas físicos (Palpitaciones, sudoración, dificultad para respirar, presión en el pecho, dolor de estómago, etc.), en la ansiedad predominan los síntomas psíquicos (Ganas de salir corriendo, sensación de perder el control, temor a perder la vida, etc.).
En el caso del estrés, el concepto se desarrolla desde una perspectiva ambientalista y sobre el supuesto de especificidad situacional, mientras que la ansiedad surge del ámbito intrapsiquico, de determinantes internos y estables.
Hasta ahora hemos visto que las personas sienten ansiedad y eso puede ser normal o anormal. Lo más valioso y sustancial es saber que un niño o un adolescente pueden llegar a sentir mucha ansiedad o sentirla por períodos largos. Cuando esto sucede puede existir un trastorno emocional de ansiedad.
Los trastornos de ansiedad son enfermedades mentales que pueden manifestarse a través de miedos y de ansiedades incontrolables.
Existen diferentes trastornos de ansiedad que se pueden presentar en la infancia, los niños con trastornos de ansiedad de separación le tienen terror o se preocupan excesivamente por la separación de la casa o de separarse de los adultos que los cuidan, por ejemplo sus padres. La ansiedad de separación es típica en los infantes y niños de más o menos dos años de vida. No es tan común en niños mayores o en adolescentes. Los niños con trastornos de ansiedad de separación pueden resistirse a ir a la escuela o a dormir solos, si normalmente lo hacen. A esto se le denomina fobia escolar y requiere un abordaje integral para su tratamiento.
Los siguientes son algunos de los síntomas físicos más comunes experimentados por los niños con trastornos de ansiedad severa.
Si su hijo los presenta recuerde acudir al psiquiatra infantil:
– Mareo o náusea.
– Palpitaciones aceleradas.
– Dolores de cabeza.
– Inquietud, fatiga.
– Dificultad para dormir.
– Respiración acelerada.
– Dificultad para concentrarse.
– Temblores.
– Tensión muscular.
– Sudor excesivo.
– Dolores de estómago repetitivos y diarrea.
– Necesidad de ir al baño con frecuencia.
– Resistencia a iniciar cualquier actividad nueva.
– Pensamientos negativos del tipo «no puedo».
– Se cometen equivocaciones que en otro momento serían improbables.
– Pesadillas o terrores nocturnos.
Hay otras condiciones médicas y de salud mental que presentan síntomas parecidos a los mencionados arriba. Es posible que un niño tenga un trastorno de ansiedad y otro trastorno como depresión o problemas de atención o un trastorno de hiperactividad. Por esta razón es importante obtener una evaluación de parte de un especialista, para lograr un diagnóstico correcto.
El tratamiento para la ansiedad requiere psicoterapia, farmacoterapia o una combinación de los dos.
Cuando usted considere que su hijo puede tener cualquiera de los síntomas mencionados lo primero que debe hacer es consultar un especialista en salud mental, preferiblemente en niños y adolescentes, el cual hará un examen completo de su hijo y determinará qué tipo de manejo o tratamiento debe llevarse a cabo.
Es muy valioso contar con un manejo integral por eso y con toda seguridad, el especialista le pedirá contactarse con el colegio de su hijo y que establezca con los profesores el desempeño actual del menor en el ambiente escolar.
Al final, usted como padre no observará una transformación inmediata de un niño ansioso en uno con un mejor desempeño. El progreso se consigue poco a poco, el menor va ganando más confianza en sí mismo. Por eso no dude en consultar y apoyarse en un especialista en salud mental, eso hará la diferencia y la posibilidad de tener hijos con un mejor nivel de seguridad y autoconfianza.
Escrito por: Dr. Christian Muñoz Farías